Bienvenido/a a Paradigma Guardiola
Matías Manna On martes, enero 17, 2006

Cuando Guardiola dice que bajo su percepción los equipos comienzan a armarse no de atrás para adelante, sino con un mediocentro y con dos punteros, exhibe un concepto propio sobre el juego. Lo interpreta concentrado en la mitad de la cancha, mirando siempre al arco contrario y queriendo llegar a él utilizándo todo el ancho de la cancha.

Jorge Valdano, Saramago del fútbol, en el mejor artículo que he leído sobre Pep, manifiesta sobre esto: "Puede ocurrir, por ejemplo, que Guardiola entre en contacto con la pelota y los extremos no estén pegados a las bandas, en ese caso los considera traidores a la causa de su futbol. En esto es tan fundamentalista que si tiene que jugar un partido en la playa pone a un compañero en la orilla del mar y a otro en la escollera". Estas interpretaciones tienen como razón fundamental a Johan Cruyff. El holandés fue el gran maestro de Pep y el propio jugador sostiene en su libro "Mi gente, mi fútbol": "Cruyff impuso una nueva filosofía dentro del Barcelona, un nuevo concepto, en vías de extinción, desde que se murió Garrincha. Johan quería que jugáramos así, por los extremos y con los extremos y aplicó esa teoría por encima de todas las circunstancias.

Guardiola en los años que estuvo al mando del Barcelona pudo jugar de esa manera. Todo gracias al legado y la huella que Cruyff dejó en el club. Potenciado también con la llegada de Van Gaal, también estandarte de la escuela ofensiva de Holanda. Pep defiende a esta idea en cualquier parte. En la cancha, siempre intenta abrir el juego, siempre coincidió con muy buenos punteros en sus equipos (el último pase que realizó en el Barcelona fue a Marc Overmars), o en cualquier contacto con la prensa. Recuerdo una entrevista posterior al Mundial 2002, donde destacaba al Betis porque jugaba con Joaquín y Denilson, diciendo que en el Mundial ellos dos y los dos extremos daneses (Rommedahl y Jorgesen) habían destacado y manifestando que creía en la Argentina de Marcelo Bielsa.

Es difícil pensar en Guardiola sin pensar en extremos. Si todos los equipos del mundo tomarían esta filosofía, seguramente la diversión y el espectáculo estaría garantizado. Pero, una cosa queda clara, se necesitarían dos extremos bien rápidos y alguien como Pep que interpreta el juego como nadie. Lamentablemente, esto está en vías de desaparecer.

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